Bueno, la caca estaba bien calentita, así que la golondrina se encontró mucho mejor y empezó a piar de satisfacción. Pero un gato la escuchó, y tras acercarse, la sacó de la caca, la limpió y se la comió.
Esta historia tiene tres moralejas:
1) No todo el mundo que te caga encima es tu enemigo.
2) No todo el mundo que te saca de un montón de mierda es tu amigo.
3) Si eres feliz y estás calentito dentro de tu montón de mierda, cállate!
uno de los mejores que he leido
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